Segundo Musical...

Era de noche y esa noche estaba bajo la vía láctea, ojala hubiera sabido lo que estabas buscando.

Las casetas iban desfilando, una a una ante mi mientras del otro lado del pasillo el sueño no me dejaba dormir. Fue entonces cuando comenzaron a sonar los Pixies… y lo que ha sido la vida sin ellos!. Cantaban una canción al consomé (o era Here Comes Your Man?) mientras yo iba en camino. La única cosa que me importaba se había ido, estaba consciente de ello y yo nunca había podido ver lo que realmente importaba. Claro, lo que más me daba vueltas en la cabeza era con cuánta insistencia tanta gente me decía “Por qué te vas?”. Pero me desvié, yo estaba desvelado, las casetas desfilaban una a una ante mi mientras yo iba fuera de las vías en un tren de locura.

Cuando llegué, el ruido no me dejaba escuchar más música, así que les pedí que se callaran. No encontraba mi lugar, no sabía donde esperar. No podía dejar de preguntarme… ¿Será que las cosas no vuelven al mismo lugar? Igual, te espero. Miraba entre la gente, seguía buscando y no lo sabia, pero llegarías justo cuando los barcos arribaran. Una sola vez recibí un cerillazo en mi vida y no pensé disfrutarlo tanto! Y los colores taquilleros son la onda excepto cuando los ves en un edificio. Conversaciones en una calle desértica donde ya no pasa nadie, supongo que te piden que te detengas para guardarle un minuto de silencio. El recorrido me llevó hasta las Torres y su Corona! Estaba allí y te veía brillar como una obra de arte ¿eres lo que creo que eres? Pensaba: eres mi satélite, vas a salir conmigo esta noche, asiento de pasajero iluminando el cielo, eres la primera estrella que encuentro.

Explorar el mundo? ÑE! Había que bañarse primero antes de tocar, jugar y aprender. De ti para mi, todo menos emo, la pizza sabe igual en todos lados y era cierto: estar solo nunca te dejó nada bueno.

Forcejeos, muchos forcejeos… era una guerra, era una pelea, era un encuentro… un encuentro cercano. Quería ser un pez? Sí, si quería. El agua corre y el tiempo no corría. Pero si corrió y a correr, que el mundo da vueltas sobre su eje y al eje había que ir. Y así, me fui de Pasajero mientras conducíamos a través de la ciudad esa noche, tú sabes que se veía muy bien esa noche. Mil canciones llenas de culpa pasaron en ese instante ¡Qué difícil es pasar sin ser visto! Y todo lo que tiene que pasar para que sepas que “se te quiere y se te extraña”.

Hasta entonces pude dormir…

Al día siguiente nunca supe qué pasó, llegó el cansancio, llegaste tu o que llegó? Caminando a través de la Historia encontré el mirador. Y entonces fue cuando me di cuenta de que hay amor alrededor pero yo nunca lo escuché cantar, no lo escuché hasta que estuviste tú.

El momento cúspide es descubrir que ya somos más viejos y sinceros y qué mas da? Si miramos la laguna como llaman a la eternidad de la ausencia. Correr de nuevo.

Y ella finge como una mujer, ella hace el amor como una mujer, ella aguanta como una mujer, pero se rompe como una niña pequeña (que adorable!).

Estaba decidido que ese día yo viviría por siempre, que iba a aprender a volar, iluminar el cielo como una flama. Nena recuerda mi nombre…

Hace tanto y tan poco, que ahora solo tengo una petición… Cúrame esta herida por favor.

PD.- Probablemente no entienda nada así que le cuento: esto es una Crónica con referencias a lugares, canciones, libros y aquello a lo que me une un listón rojo.