El cinco de mayo hace 3 años fue uno de esos días destinados a permanecer en la memoria y en el corazón, uno de esos momentos que definen la vida y conforme pasa el tiempo más me doy cuenta de todo lo especial que fue.
Ese día por primera vez me subí a un avión y desde entonces siempre que estoy en uno tengo esa sensación de que vamos a chocar con el ala (no pregunten). Descubrí que las nubes no se ven igual desde arriba que desde abajo y me puse orate con el trago de cortesía, que dicho sea de paso fue muy extraño que lo sirvieran en un vuelo matutino. Ni la agencia donde compre el boleto ni la aerolínea por la que volé existen a la fecha.
¿A dónde iba? Al DF, y era también la primera vez que ponía un pie allí. Y contrario a todas las anecdóticas advertencias de mis amigos y compañeros, no me pareció un lugar aterrador, tal vez porque era de día, tal vez porque no sé dimensionar el peligro o tal vez porque iba a un hotel en una colonia bonita.
Conocí a un taxista simpático que me habló por primera vez del cantadito característico que se dice tenemos los jalisquillos y que a la fecha yo juro que no existe. También es el único que he conocido que puede confundir el Foro Sol con el Palacio de los Deportes y también ha sido el único que alguna vez se ha ofrecido a quedarse haciéndome compañía mientras espero a que llegue la persona con la que quedé de verme por si acaso me dejaban plantado.
Pero también fue la primera vez que vi en persona a la mujer de mis sueños. Tenía nueve meses de platicar con ella cada día todo el día, de ver sus fotos y preguntarme si realmente en algo se parecería a ellas, nueve meses de compartir con ella mucho más de lo que hablábamos diario. Fue la primera vez que la tomé de la mano, la primera vez que la dejé caminar delante de mi con una falsa cortesía porque es de esas chicas que te parten el corazón al partir, pero que te encanta verlas cuando se van. La primera vez que la escuché reírse, el primer golpe que me puso por gandalla (yo… y ella también), la primera vez que nos desvelamos juntos, que tomamos juntos una cerveza…
Hoy es 5 de mayo y no he olvidado el primer beso con esa especial mujer. Solo quise dejar constancia de ello.
Ese día por primera vez me subí a un avión y desde entonces siempre que estoy en uno tengo esa sensación de que vamos a chocar con el ala (no pregunten). Descubrí que las nubes no se ven igual desde arriba que desde abajo y me puse orate con el trago de cortesía, que dicho sea de paso fue muy extraño que lo sirvieran en un vuelo matutino. Ni la agencia donde compre el boleto ni la aerolínea por la que volé existen a la fecha.
¿A dónde iba? Al DF, y era también la primera vez que ponía un pie allí. Y contrario a todas las anecdóticas advertencias de mis amigos y compañeros, no me pareció un lugar aterrador, tal vez porque era de día, tal vez porque no sé dimensionar el peligro o tal vez porque iba a un hotel en una colonia bonita.
Conocí a un taxista simpático que me habló por primera vez del cantadito característico que se dice tenemos los jalisquillos y que a la fecha yo juro que no existe. También es el único que he conocido que puede confundir el Foro Sol con el Palacio de los Deportes y también ha sido el único que alguna vez se ha ofrecido a quedarse haciéndome compañía mientras espero a que llegue la persona con la que quedé de verme por si acaso me dejaban plantado.
Pero también fue la primera vez que vi en persona a la mujer de mis sueños. Tenía nueve meses de platicar con ella cada día todo el día, de ver sus fotos y preguntarme si realmente en algo se parecería a ellas, nueve meses de compartir con ella mucho más de lo que hablábamos diario. Fue la primera vez que la tomé de la mano, la primera vez que la dejé caminar delante de mi con una falsa cortesía porque es de esas chicas que te parten el corazón al partir, pero que te encanta verlas cuando se van. La primera vez que la escuché reírse, el primer golpe que me puso por gandalla (yo… y ella también), la primera vez que nos desvelamos juntos, que tomamos juntos una cerveza…
Hoy es 5 de mayo y no he olvidado el primer beso con esa especial mujer. Solo quise dejar constancia de ello.
Lo de los pingüinos es alegoría por aquello de que son bastante fieles y monógamos...
5 comentarios:
yo lo vi como que sus cabecitas hacían un corazón acá bien cute.
Estas fechas nuncan deben pasar inadvertidas... felicidades =-)
All I've ever wanted, all I've ever needed is here in my arms (8)
Como la primera vez que me preguntaste la hora, la primera vez que nos llovió encima y la primera vez que bailamos juntos =)
TE AMO
la primera vez en todo es una mezcla de ansiedad y temor, tan ambigua que nos queda grabada a fuego.
York: tambien iba a decir lo de las cabecitas, pero crei que estaba medio forzado mi malviaje. Qué bueno que alguien más lo vio. Gracias por la felicitación.
Estef: TAMBIEN TE AMO! Fue el inicio de algo muy bello que mantenemos hasta ahora. El primer abrazo que vino a derivar en una dependencia terrible que tengo ahora de ellos. ERES MI VIDA.
Geraldine: fíjate que ansiedad si tenía... temor hasta eso no. Tenía más temor el taxista que creyó que me iban a plantar.
No lo puedo evitar, con tu historia mi mente ha empezado a formar un nuevo poema, espero que un día lo termine y le des tu santa bendición... Los aniversarios o fechas especiales son importantes, fabulosos, pero más maravilloso es tenerla a tu lado y sentirte lleno y completo con la mujer que te ama y amas! Cuídala mucho, nunca pierdas esos ojos alegres que siempre miras cuando ella te mira a los ojos enamorada. Saludos!
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