Capítulo 6.- Gasolina y fuego.
Aquella tarde George Cazar llegó muy agotado a su mansión en el Sector 19 de donde era el Cherife encargado. Encontró todas las ventanas abiertas y las puertas cerradas, cosa que lo extrañó pero sin merecerle mayor importancia. Traspasó al umbral y se adentró por los pasillos de servicio para no abrir ninguna puerta sin encontrar a su esposa o a alguno de sus hijos, pero supuso que estarían con su cuñada, después de todo, entre la clase alta de Bilou eran muy habituales las visitas para ayudar a que el tiempo transcurriese más rápido. Finalmente sus temores se vieron disipados cuando al entrar en la cocina encontró a su mayordomo indicándole que la comida estaba lista. Se dirigió entonces al comedor y notó asombrado que su sirviente ponía la mesa para dos personas, pero tenía demasiada hambre como para reflexionar, así que sencillamente comenzó a devorar la sopa, sorbiendo sin mucha educación. Transcurridos unos minutos, una silueta oscura salió de la cocina y se sentó en la silla frente al Cherife, disponiéndose a ingerir la entrada aun humeante.
--¿Qué es esto? ¡¿Quién eres tú?! – preguntó Cazar sobresaltado.
-- Mejor que no hagas más escándalo, es ya muy desagradable escuchar tus sorbidos como para tener que aguantar tus gritos – responde Gonman cubriéndose el rostro con su sombrero negro y tomando sopa con una cuchara de plata que sujeta con su mano izquierda.
-- Tú debes ser el Sunshine Killer – increpa Cazar tomando su arma
-- Y tú debes dejar tu arma sobre la mesa, ¿no ves que estoy comiendo? – amenaza Lon sujetando un arma de tres cañones con su mano derecha.— solo estoy correspondiendo la amable visita que hizo tu gente a mi sector.
Al notar la diferencia entre ambas armas, Cazar deja su revolver lentamente sobre la mesa, al tiempo que el asesino de ojos color esmeralda deja sus tres cañones al lado del platón sopero.
-- ¿Quién te crees tú para asesinar a un Cherife? ¡Lo que hiciste con Rayjoy, lo vas a pagar!
-- Sí, tal vez, pero no serás tú quien me cobre esa muerte, tú ya estás sepultado por tu propio pánico, me sorprendería si aun tuvieras hambre después de tragarte tus propias agallas.
-- Puedo tomar mi arma ahora mismo y matarte.
-- Si pretendieras hacerlo, lo harías y ya, pero solo quieres amenazarme para que te perdone la vida. No te atreves a hacer nada porque no sabes dónde está ni tu esposa ni tus dos hijos, eres un hombre temeroso y cobarde porque tienes mucho que perder.
-- Y tú, estúpida inmundicia ¿tú que eres?
-- Yo soy gasolina y fuego.
El sirviente lleva dos platos de carne y los sirve con toda calma sobre la mesa, acto seguido se retira abandonando la mansión.
-- ¿Por qué no le has hecho nada al mayordomo?
-- Porque a menos de que sean soldados de Meior, la clase trabajadora no tiene la culpa de los crímenes cometidos por el Alcalde y sus Cherifes.
-- Llamará a mis hombres, no podrás salir de aquí.
-- No tengo inconvenientes con eso, si temiera a los soldados no habría venido aquí en primer lugar.
Un ruido estremece la casa y se escuchan pasos de una multitud corriendo…
-- Esos son mis hombres, ya están aquí – Dice Cazar.
El Cherife toma el arma de Gonman y la lanza por la ventana. El asesino corre tratando de alcanzarla pero falla y se queda al filo de de la ventana mientras su arma recorre los dos pisos de la mansión hasta el suelo. Nuevamente se escucha un ruido en toda la casa, otra de las puertas ha caído. Cazar apunta a Gonman con su arma y se coloca junto al salón para recibir a todos sus hombres.
-- ¿Dónde está mi esposa y mis hijos?
-- Van a casa de tu cuñada, en un tren de pasajeros.
-- Cometiste tu último error
-- Tal parece que así es… puedo al menos tomar mi trozo de carne? – responde Gonman con una expresión preocupada y resignada.
-- ¿Por qué no?—responde Cazar
-- Gracias—dice Gonman mientras toma tembloroso el pedazo de carne sin quitarse sus guantes de conductor, toma la comida solo con las yemas descubiertas de sus dedos.
En ese momento cae la última puerta y tras de Cazar aparece todo su regimiento apuntando directamente a Gonman.
-- ¡Estás perdido asesino, no podrás huir de aquí, no eres nada!
Las armas disparan detonando una explosión en toda la mansión. Gonman sale disparado por la misma ventana por la que había caído su arma. Se levanta y con su mano libre se sacude todo el zacate y hojas de arbustos del jardín que se adhirieron a él en su caída. Mientras sujeta aun la carne busca su arma hasta encontrarla detrás de unas pequeñas plantas.
-- Reina Jane, que gusto de verte --
Cojea un poco mientras se aproxima a su motocicleta, para cuando llega, prácticamente ha devorado su filete a mordidas. – Te dije que yo soy gasolina y fuego – exclama mirando hacia la casa que se consume en llamas. Guarda su arma en la motocicleta y con su mano ensangrentada, únicamente por la carne semicruda que se comió, toma el manubrio… El Sunshine Killer arranca con una sonrisa cínica por la bizarra satisfacción de su deber cumplido.
Aquella tarde George Cazar llegó muy agotado a su mansión en el Sector 19 de donde era el Cherife encargado. Encontró todas las ventanas abiertas y las puertas cerradas, cosa que lo extrañó pero sin merecerle mayor importancia. Traspasó al umbral y se adentró por los pasillos de servicio para no abrir ninguna puerta sin encontrar a su esposa o a alguno de sus hijos, pero supuso que estarían con su cuñada, después de todo, entre la clase alta de Bilou eran muy habituales las visitas para ayudar a que el tiempo transcurriese más rápido. Finalmente sus temores se vieron disipados cuando al entrar en la cocina encontró a su mayordomo indicándole que la comida estaba lista. Se dirigió entonces al comedor y notó asombrado que su sirviente ponía la mesa para dos personas, pero tenía demasiada hambre como para reflexionar, así que sencillamente comenzó a devorar la sopa, sorbiendo sin mucha educación. Transcurridos unos minutos, una silueta oscura salió de la cocina y se sentó en la silla frente al Cherife, disponiéndose a ingerir la entrada aun humeante.
--¿Qué es esto? ¡¿Quién eres tú?! – preguntó Cazar sobresaltado.
-- Mejor que no hagas más escándalo, es ya muy desagradable escuchar tus sorbidos como para tener que aguantar tus gritos – responde Gonman cubriéndose el rostro con su sombrero negro y tomando sopa con una cuchara de plata que sujeta con su mano izquierda.
-- Tú debes ser el Sunshine Killer – increpa Cazar tomando su arma
-- Y tú debes dejar tu arma sobre la mesa, ¿no ves que estoy comiendo? – amenaza Lon sujetando un arma de tres cañones con su mano derecha.— solo estoy correspondiendo la amable visita que hizo tu gente a mi sector.
Al notar la diferencia entre ambas armas, Cazar deja su revolver lentamente sobre la mesa, al tiempo que el asesino de ojos color esmeralda deja sus tres cañones al lado del platón sopero.
-- ¿Quién te crees tú para asesinar a un Cherife? ¡Lo que hiciste con Rayjoy, lo vas a pagar!
-- Sí, tal vez, pero no serás tú quien me cobre esa muerte, tú ya estás sepultado por tu propio pánico, me sorprendería si aun tuvieras hambre después de tragarte tus propias agallas.
-- Puedo tomar mi arma ahora mismo y matarte.
-- Si pretendieras hacerlo, lo harías y ya, pero solo quieres amenazarme para que te perdone la vida. No te atreves a hacer nada porque no sabes dónde está ni tu esposa ni tus dos hijos, eres un hombre temeroso y cobarde porque tienes mucho que perder.
-- Y tú, estúpida inmundicia ¿tú que eres?
-- Yo soy gasolina y fuego.
El sirviente lleva dos platos de carne y los sirve con toda calma sobre la mesa, acto seguido se retira abandonando la mansión.
-- ¿Por qué no le has hecho nada al mayordomo?
-- Porque a menos de que sean soldados de Meior, la clase trabajadora no tiene la culpa de los crímenes cometidos por el Alcalde y sus Cherifes.
-- Llamará a mis hombres, no podrás salir de aquí.
-- No tengo inconvenientes con eso, si temiera a los soldados no habría venido aquí en primer lugar.
Un ruido estremece la casa y se escuchan pasos de una multitud corriendo…
-- Esos son mis hombres, ya están aquí – Dice Cazar.
El Cherife toma el arma de Gonman y la lanza por la ventana. El asesino corre tratando de alcanzarla pero falla y se queda al filo de de la ventana mientras su arma recorre los dos pisos de la mansión hasta el suelo. Nuevamente se escucha un ruido en toda la casa, otra de las puertas ha caído. Cazar apunta a Gonman con su arma y se coloca junto al salón para recibir a todos sus hombres.
-- ¿Dónde está mi esposa y mis hijos?
-- Van a casa de tu cuñada, en un tren de pasajeros.
-- Cometiste tu último error
-- Tal parece que así es… puedo al menos tomar mi trozo de carne? – responde Gonman con una expresión preocupada y resignada.
-- ¿Por qué no?—responde Cazar
-- Gracias—dice Gonman mientras toma tembloroso el pedazo de carne sin quitarse sus guantes de conductor, toma la comida solo con las yemas descubiertas de sus dedos.
En ese momento cae la última puerta y tras de Cazar aparece todo su regimiento apuntando directamente a Gonman.
-- ¡Estás perdido asesino, no podrás huir de aquí, no eres nada!
Las armas disparan detonando una explosión en toda la mansión. Gonman sale disparado por la misma ventana por la que había caído su arma. Se levanta y con su mano libre se sacude todo el zacate y hojas de arbustos del jardín que se adhirieron a él en su caída. Mientras sujeta aun la carne busca su arma hasta encontrarla detrás de unas pequeñas plantas.
-- Reina Jane, que gusto de verte --
Cojea un poco mientras se aproxima a su motocicleta, para cuando llega, prácticamente ha devorado su filete a mordidas. – Te dije que yo soy gasolina y fuego – exclama mirando hacia la casa que se consume en llamas. Guarda su arma en la motocicleta y con su mano ensangrentada, únicamente por la carne semicruda que se comió, toma el manubrio… El Sunshine Killer arranca con una sonrisa cínica por la bizarra satisfacción de su deber cumplido.
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