De las altas expectativas que contrastan con las bajas realidades en el estudio de campo de los reconocimientos laborales inter áreas

Pues resúltase que cuando yo entré aquí, me dijeron en un llamado de atención, que cuando las cosas se hacían bien, el departamento de Presión del changarro hacía comidas para festejar. Obvio, me lo dijeron cuando no llegué a la meta y me estaban diciendo de lo que me había perdido por pendejo.

Total, que al siguiente trimestre llego a la meta… y nada, el que sigue también llegue a la meta… y doble nada, el siguiente una vez más llegue a la meta y triple nada… y lo más pinch* es que ya hacía rato que nos habían prometido al Maximiliano y a mi una comida para compensarnos por hacernos trabajar el pleno 24 de Diciembre. Pos tómala cachetes que ahora por fin nos cumplieron la dichosa comida… y por cierto, no llegamos a la meta (quien chingaos los entiende).

Y que me dice el Maximiliano que íbamos a la Vaca! No, pos a toda pinche madre, ya estábamos pensando no desayunar para cortar una SEÑORA FLOR de este pinche changarro. Pero madres, que resulta que era en otro lado, cuyo nombre no revelo para cubrir el buen honor del lugar y de su servilleta.

Como era obvio, el perro de Presión no iba a ir solito, claro que llevo a su corte de superiores para pararse el cuello con su excelente dinámica de relaciones sociales… y de paso hacer que su jefe pagara la comida. No les haré el cuento largo:

Macarena y el Tesorero llevaron la conversación.
El perro hacía como que era muy culto.
Maximiliano y yo… MUDOS.
La comida malísima
Nadie pidió vino, nomás llegamos a cerveza
A las dos horas ya nos habíamos caído gordos

Sinceramente, aquí no cabe más que recordar lo que decía Sue, que a la vez decía su padre: “Cualquier reconocimiento laboral que no se vea reflejado en la nómina es mera demagogia”.

CHALE.