Hoy me desperté y me di cuenta de que estaba viviendo por inercia, sin tomarle sabor a nada y sin quererle tomar sabor a nada. Le pedí a Tilo que empezara a cantar y nada, la música sonaba impecablemente sin que por ello arrancara una emoción en mi. Fui a desayunar y la comida caliente que ya nunca puedo probar estaba excelente pero no me importaba. Total que así con todo, para acabar pronto.
Se la pasa uno subsistiendo en la semana y la verdad me da envidia ver como mis amigos de
¿Para qué? O mejor dicho ¿Cómo para qué? Llega el fin de semana y ya sé que lo que me espera es un plan churpio que nada tiene que ver con mis intereses, que estará lleno de amigos, pero no mis amigos, que estará lleno de bebida pero no mi bebida y que estará atascadísimo de risas, pero ninguna será mi risa.
¿Qué me gustaría hacer en un fin de semana?
Tal vez ir a bailar (como a mi me gusta y cualquier otra canción que no sea típica charanga de boda) con Diego.
Ir al Barba Negra, solo o acompañado (luego hay quienes van y se largan mejor al Caudillos porque no le hallan sabor a la música).
Quedarme aplastadote y ver Dr. House o Ergo Proxy.
Aplastarme horas con mi guitarra y tocar “Have you ever seen the rain?” mientras miro por la ventana.
Quedarme todo el día jugando a ser el Agente 47, al menos él no aguanta compromisos sociales de ninguna clase.
O tal vez quiera sentarme a mirarme como no dejo que nadie más me mire nunca.
2 comentarios:
Se está volviendo un Paiki!
(Leer La Vida sin Pixie para más referencias)
Todo hasta el detalle más pequeño tiene un sabor... no deje que se duerma su paladar... cuando la rutina me aplasta así, me ayuda salir de la ciudad.
Si estoy atrapado aquí, escucho Twentysomething de Jamie Cullum
Our day will come bro...
un abrazo...
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