Hola

Hola:

Qué tiempos de no pasearme por aquí, de no decir nada. Son los mismos tiempos que tengo de no deleitarme escuchando a Lacrimosa, lo que tengo de no sentarme a jugar con mi Play2, lo que tengo de no acomodarme con mi guitarra entre mis brazos para volver a hacer como que toco alguna melodía.

Lo mismo que de seguro tengo sin verlos a ustedes. Lo siento en verdad, porque lo peor es que ni siquiera creo que haya valido la pena la lejanía de todos ustedes. No creo que algo valga tal abandono de sí mismo.

Puedo contarles que cambié de trabajo, efectivamente y dentro de todo, sí me gusta lo que hago. Que no me guste el dónde, el cuándo y el con quiénes, es otro boleto totalmente diferente. Contestando a la petición del sr. Durden, sí, sí hay una que otra mujer guapa en la oficina, pero la verdad ni tiempo hay de verlas.

No sé como el Mr. ha podido entablar amistad con compañeros de trabajo, del mismo modo en que lo hacen el sr. Sol y muchos otros. A mi me ha sido imposible hacerme de un amigo, me llevo bien con todos (y si no, lo disimulamos bastante). Pero de eso a ser amigos y llamarnos para cotorrear, no, ni soñarlo.

En cuanto a mi vida personal, bueno… tan sólo el hecho de estar escribiendo de nuevo les dará el indicio de lo que pasó. Lo mejor que puedo decir (ya que me tienen controladito en mis expresiones) es que usé una tarjeta de crédito para pagar un sueño y cuando ya me habían hecho la entrega, no me ajustó para liquidar el saldo y me embargaron la ilusión.

Los extraño, los extraño mucho, de la misma manera en que me extraño a mí y si me pueden ayudar a encontrarlos para encontrarme, se los agradeceré bastante. Si pasean por aquí es porque alguna vez tuvimos una conexión, por mínima que fuera, a través de éstas letras. Por favor, ayúdenme a resucitar estas plegarias sin deidad, para que de nuevo sepa de dónde se cayó el arcángel caído.

Gracias a todos.