Homenaje a la infancia que nunca tuve:
Este año ha traído muy buenas películas, desde los mensajes de dignidad de “Rocky Balboa”, pasando por la reivindicación del Honor en “El Duelo” y ni como omitir el heroísmo de “300” hasta llegar al valor de decir: “Yipi kay yey… MOTHERFUCKER”.
Sin embargo, aun cuando todas esas películas han sido memorables y las llevo en el corazón (y en la videoteca, dicho sea de paso), sólo una ha logrado hacerme sentir niño, con ilusiones, emociones y al borde de agitar las manos como si estuviera asciendo una espada mientras miro la pantalla fijamente.
Se trata de “STARDUST” traducido chafamente como “El Misterio de la Estrella”. Por si alguien no lo sabe, es una adaptación de una obra homónima del Maestrazo Neil Gaiman, autor de Sandman (el monito goth malencarado que adorna cada esquina de este blog). Tal vez por este fanatismo a Sandman, mi siguiente declaración resulte un poco incomprensible, pero… jamás he leído un libro de Stardust… pero ni me hace falta. Verán: Neil es muy oscuro, lo que hace de Sandman un verdadero éxito, pues es una obra sumamente existencialista y reflexiva, pero en el caso de Stardust, que asemeja más un cuento de Hadas, no creo necesario cargarlo con dramas ni reflexiones profundas. Simplemente una historia que es porque vale la pena ser contada.
La sinopsis está de más decirla, habiendo tantos lados donde se puede leer o incluso ver el tráiler. Simplemente puedo decir que algo que a simple vista parece una mezcla de clichés típica da unos impresionantes giros inesperados para convertirse en una mezcla de clichés completamente diferente a la originalmente esperada.
No creo que Claire Daines fuera la indicada para hacer de Yvaine, creo que habría sido mejor Dainelle Harris. Michelle Pfeiffer sigue siendo una autentica mamacita aunque ya tenga edad de abuelita, DeNiro está más allá del bien y del mal, Everett está justo donde debía estar, y la revelación bien podría brincar de aquí a otros buenos papeles.
Si tienen deseos de darle una oportunidad a la película sin prejuzgar, recomendaría especial atención al monólogo de Yvaine hacia el ratón… pues es una ilusión de 5 minutos que sale mucho más barato conservar en lo que dura la película que buscarla en la vida real.
Entrañable.
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