Una de las cosas que nunca creí que podría hacer en mi vida era asistir a un concierto de Caifanes, me parecía casi igual de imposible que ir a ver a Nirvana por ejemplo. Y no, no era que alguno de los integrantes se hubiera petateado, pero estaba tan sobado el tema del pleito entre Markovich y Hernández que todo parecía siempre la perpetua confirmación de que nunca, jamás, ni por error volverían a coincidir ni para hacer fila en el mismo baño en una tarde de sensibilidad estomacal.
Pero como el dinero amor a la música y el respeto al público todo lo puede, al fin sucedió que hicieron una gira de reencuentro. Y gracias a Estef que siempre consigue los boletos el mero día en que salen, ahí estuvimos.
No voy a hacer crónica, básicamente porque creo que la mayor parte de la gente estuvo ahí y sinceramente tampoco soy una eminencia ni un comentarista de conciertos como para dar opiniones y narrativas y además no hubo anécdotas chistosonas antes del concierto.
Lo que sí puedo decir es que ahora me causa conflicto pensar en c
uál es el mejor concierto en el que he estado dejándoselo únicamente al artista, sin tomar en cuenta quién me acompañó o qué más sucedió ese día o si hicieron mucho show o no. En verdad está muy difícil decidirme si el mejor es éste de Caifanes o el de CUCA del año pasado. Afortunadamente no tengo que elegir uno, me queda la dicha y el recuerdo de haber asistido a los dos.
Y justo cuando uno cree que puede morir en paz, empiezas a tener objetivos en la vida que ya no tienen que ver con tu vida ni menos con conciertos.
A quien querrá ir a ver cuando crezca?

1 comentario:
Este concierto fue muy nostálgico porque me recordó buenos tiempos y fue un placer haberlo compartido contigo =* Lo que sí que espero que a nuestro bebé no le vayan a gustar cosas como Bieber =S
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